El color del pelaje de los búfalos jóvenes es marrón, pero a medida que avanzan en edad se va oscureciendo hasta quedar prácticamente negro. Exhiben dos desarrollados y prominentes cuernos que se enroscan en los extremos y están casi unidos en la parte superior de la cabeza. Tienen orejas y hocico grandes.
Se mueven siempre en manadas, la cantidad de individuos varía según el área donde se desenvuelven. Esta especie tiene alta capacidad de adaptarse al medio, por lo que pueden habitar tanto en altas montañas como en sabanas. En las zonas boscosas pueden encontrarse pequeños de grupos de cinco búfalos africanos, mientras que en las praderas pueden alcanzar un promedio de 350. En la estación húmeda, cuando hay abundancia de pasto para alimentarse, se alcanzan a juntar manadas hasta de 2000 individuos. Es una imagen imponente ver semejante poder reunido, si sólo un individuo es expresión de una magnífica fuerza, es casi inimaginable esta congregación.
Por su fisiología, no tienen la capacidad de retener mayor cantidad de líquido en su cuerpo, por lo que se ven obligados a restringir su movilidad, distribución y pastoreo a zonas con abrevaderos cercanos.
Pasan gran parte del tiempo pastando y rumiando, en general prefieren los pastos altos por la facilidad que tienen para cortarlos por una eficiente fila de incisivos en su boca. Gracias a su agudo sentido del olfato, pueden detectar peligro a grandes distancias. Son animales muy peligrosos y agresivos, los machos dominantes defienden con ferocidad la manada y no dudan en embestir cuando se sienten amenazados.
Sus enemigos naturales son los hombres, los leones, y ocasionalmente los cocodrilos cuando atraviesan ríos. También pueden darse bajas de terneros por parte de las hienas que aprovechan su debilidad para cazarlas.
Los ciclos reproductivos son constantes, es decir no tienen estación definida. Luego de que las hembras alcanzan la madurez sexual a los cinco años, con un período de gestación de 11 meses tienen una cría por parto. Los terneros permanecen con sus madres hasta el destete entre seis y nueve meses después, luego conservan cierto vínculo algún tiempo y además son protegidos por el resto de la manada.
A finales del siglo XIX por una enfermedad transmitida por ganado vacuno doméstico, esta especie estuvo a punto de extinguirse. Pero dadas las favorables condiciones para su reproducción, la población se ha recuperado grandiosamente, alcanzando los mismos niveles anteriores a la epidemia.